Todos conocemos a la productora y distribuidora Metro Goldwyn Meyer, que a pesar de encontrarse en la actualidad en horas bajas, ha sido un referente en el cine desde su inauguración en 1922. Si os preguntan por algo característico de dicha productora, el 99% recordaréis el león, porque este animal ha sido su emblema y cabecera de todos los espectáculos que ha presentado.
Ahora bien, ¿Por qué se eligió un león como emblema? ¿Sabéis que la MGM ha tenido cinco leones hasta el día de hoy?
El emblema del león fue elegido por el director de publicidad de Goldwyn Pictures, Howard Dietz, que pensó en la cabeza de un león para simbolizar la fuerza dominante del estudio. La idea agradó al resto de ejecutivos. Años más tarde, Dietz confesó que realmente eligió al león en referencia y homenaje a la universidad de Columbia, donde había cursado estudios, y a una de las revistas del campus que llevaba en portada a un león.
De los cinco leones, me voy a centrar en el primero y más famoso de todos, que tuvo una vida de los más curiosa. Su nombre fue Slats.
Aunque a todos los leones de la MGM se les llamó popularmente Leo, su nombre real era Slats y nació en 1919. Trabajó para el estudio desde 1924 a 1928, y nunca llegó a rugir en pantalla, ya que vivió en la época del cine mudo. Recorrió durante 2 años los Estados Unidos promocionando los estudios y acudía al estreno de las películas en su propio vehículo, desde el cuál sus cuidadores firmaban los autógrafos.
Convivió muy de cerca con la mala suerte, o con la muy buena según se mire...El 21 de septiembre de 1927, un avión fletado por la Metro que se dirigía a un compromiso publicitario a Los Ángeles se estrelló en Arizona. En él se encontraba nuestro amigo Slats. No sólo salió ileso del accidente, sino que también sobrevivió a un terremooto, un incendio, dos accidentes ferroviarios y a una inundación en un barco. Para mas inri, el barco que lo trajo a EEUU estuvo a punto de naufragar. Se podría decir que era un poquito gafe.
Fue sustituido por en 1928 por Jackie, muy parecido físicamente, que tuvo el honor de emitir los primeros rugidos oidos por los espectadores.
El final de la vida de Slats también merece mencionarla. Su adiestrador, Volney Phifer, se lo llevó a su granja de Gillette, Nueva Jersey, dónde vivió ocho años hasta su muerte en 1936. Allí reposan sus restos, bajo un bloque de granito y un pino, que el propio Phifer plantó tras la muerte del animal. En 1994, los vecinos de Gillette iniciaron una campaña contra una empresa de camiones que pretendía construir un aparcamiento en el terreno donde se encuentra la tumba. Consiguieron su objetivo, y Slats sigue descansando en la granja donde paso los últimos años de su vida.
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