En las primeras carreras de caballos, los jefes de las tribus del desierto africano obligaban a sus équidos a pasar días sin beber una gota de agua, para después soltarlos, sin jinete, en las proximidades de un abrevadero. El primero en llegar era el vencedor.
Los joiníes, miembros de una secta religiosa originaria de la India, tenían formas muy curiosas de suicidarse: se cortaban trozos de su propia carne y se los ofrecían a las aves de rapiña. Pero su variante preferida era morir de inanición. Estas y otras prácticas de autosacrificio se recomendaban en textos sagrados de los siglos XIII al XVII.
Las babosas son las reinas de la fiesta en el pueblo de Monte Río. Esta población californiana se ve invadida una vez al año por gran cantidad de estos gasterópodos, y sus habitantes los aprovechan para diversas competiciones, como la carrera de babosas, y la elección de superbabosa: el ejemplar más grande es vestido con una capa púrpura y paseado por la ciudad sobre un cojín, acompañado por la música de la película Rocky. El acto más popular es el concurso de cocina: las babosas sirven de ingrediente principal en cócteles, potajes y platos de pasta. Gana la receta más original y sabrosa.
Entre los tre-ba del Tibet, todos los hijos del mismo padre compartían una única esposa. Así que sólo celebraban una boda por familia en cada generación.
Antes de la batalla, los centuriones romanos se hacían la manicura y se depilaban el vello de las piernas.
Las mujeres de Nápoles salían desnudas a la azotea de sus casas, con la esperanza de que la Luna les hiciera aumentar el tamaño de los senos.
A los indios sirionó del Alto Amazonas, en Bolivia, les trae sin cuidado copular delante de otras personas, pero se mueren de vergüenza y pueden ser severamente castigados si son sorprendidos comiendo en público.
Durante la Ley Seca norteamericana, cuando estaba prohibido el consumo de alcohol, se pusieron a la venta unos paquetes de zumo de frutos con las siguientes instrucciones: “ATENCION: el contenido de este paquete no debe ponerse en una vasija de barro, mezclado con levadura y ocho litros de agua, porque entonces se obtendría una bebida alcohólica cuya fabricación está prohibida”.
Volveremos con más, porque hay muchas, ¡y raras!.
Fuente:
El libro de lo increible y de las curiosidades
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