Que levante la mano quien no haya sido picado alguna vez por estos molestos insectos que se alimentan de sangre de seres humanos y de otras especies animales.
Pues que sepáis que en este caso, ¡ellas son las culpables!
Sí, digo ellas porque el mosquito hembra es hematófago, es decir, se alimenta de sangre mientras que el macho, por el contrario, encuentra su alimento en el néctar de las flores y en los jugos de las plantas ya que es vegetariano. De este modo, los mosquitos machos no representan ninguna molestia para nosotros, salvo la de engendrar más mosquitos claro.
Al picar, las hembras insertan el extremo de su pico en el espesor de la piel buscando un pequeño vaso sanguíneo que le permita succionar la sangre. Para ello están dotados de un mecanismo sensible para detectar en qué lugares de la piel se encuentra la fuente de su alimento: el capilar sanguíneo. Para facilitar esta maniobra, su saliva volcada en el lugar de la lesión contiene productos químicos que actúan como anticoagulantes y de esta manera se le facilita la succión. También en su composición, la saliva posee componentes irritantes que producen hinchazón y prurito intenso lo cual sucede unos seis segundos después de iniciada la punción.
Para más preocupación nuestra, las hembras de mosquito viven mucho más tiempo que los machos (1 mes normalmente o incluso varios, hasta medio año) y además, los seres humanos somos sus mamiferos favoritos dado que nuestra piel es muy fina.
Por lo tanto, si nos encontramos frente a frente con un mosquito, podemos intentar averiguar si se trata de un macho o una hembra fijándonos en la forma de sus antenas. Si las antenas son mucho más grandes de lo habitual, más largas y más peludas, tenemos delante a nuestro mosquito macho. Piénsatelo antes de intentar aplastarlo, puesto que ahora ya sabes que él, nunca te ha picado ni lo hará. Por lo demás, tanto los machos como las hembras son muy parecidos, en tamaño, color y forma.
Como curiosidad, una emisora de radio de Montreal, la CIME-FM, es la primera emisora de radio del mundo que emite una frecuencia en su programación habitual que imita el sonido de los mosquitos macho. Con este sonido, consiguen hacer huir a las mosquitas que, una vez fecundadas, repelen a los machos.
Fuentes:
Jodé, pues muy interesante comentario referente a los mosquitos.
ResponderEliminarHay que sufrirlos para saber lo que vale un peine. A mi me tienen ya hasta los webs.
Un saludo