martes, 22 de junio de 2010

Una de cócteles, el curioso origen del Daikiri

Está muy extendida la idea de que la cuna del cocktail daiquiri, mundialmente apreciado, se encuentra en La Habana, Cuba, pero la realidad es bien distinta.

Su origen se remonta a principios del Siglo XX, en la época final de la guerra de independencia cubana. Una vez finalizada la guerra, el ingeniero y a la vez comandante del ejército libertador cubano, F.D. Pagliuchi, italiano de nacionalidad, consiguió reunir el capital suficiente para reactivar unas minas de cobre de las que era director, cercanas a la ciudad de Santiago de Cuba. Por esta razón, decidió reunirse con el ingeniero norteamericano Jennings Cox, que trabajaba en una mina llamada Daiquiri, situada en el oriente del páis.

Pagliuchi resumió lo acontecido con las siguientes palabras:

Concluida la guerra de la independencia de Cuba, en la que participé de manera muy activa, tuve ocasión de ir a Daiquirí para hablar con el ingeniero Cox. Concluido el asunto que me llevó allí, le pregunté al señor Cox si me iba a convidar a un cóctel. Allí, el hombre solo disponía Bacardí, limones, azúcar y hielo; con estos elementos bien batidos preparó una combinación que me gustó muchísimo. Le pregunté a Cox por el nombre de la mezcla y me respondió que su nombre era Rum Sour, a semejanza del que existía en Estados Unidos, llamado Whisky Sour, hecho con whisky, jugo de limón, azúcar y hielo. Le comenté que el nombre era muy largo y un tanto impropio, que sería mejor llamarlo Daiquirí.

Unos días más tarde fuimos a Santiago de Cuba y en el bar del Club Americano, pedimos un Daiquirí. Lógicamente, el barman contestó que no sabía lo que era. El ingeniero Cox le explicó la forma de elaborarlo. Algunos clientes del bar también quisieron probarlo. A todos les gustó mucho y muy pronto el Daiquirí se popularizó por todo Santiago de Cuba, de donde pasó a La Habana y de ahí a todo el mundo.

El cocktail lo inmortalizó el cantinero Constantino Ribalaigua Vert, el gran Constante, en el famoso bar de La Habana, El Floridita.
Es Constante quien luego de cuatro versiones llega a la definitiva, la nombrada Daiquirí Floridita. Es esta la que le da la vuelta al mundo, e identifica al Daiquirí internacionalmente.
Mantener un tiempo de batido exacto y una proporción inviolable de los ingredientes le dan al Daiquirí Floridita su densidad característica, su textura única y su sabor inigualable.

Es posible encontrar muchas variantes del Daiquirí, partiendo del "Clásico". Citamos dos:

Daiquirí Clásico

42 ml (1 1/2 onzas) de ron blanco
Jugo de medio limón ( 7 ml o 1/4 de onza)
1 cucharada de azúcar
Mezclar todos los ingredientes en una coctelera o batidora con hielo y colar en una copa de cóctel fría o servir con cubitos de hielo.

Daiquirí Floridita
Los mismos ingredientes anteriores a los que se adicionan 5 gotas de Marrasquino. Mezclar el azúcar y el limón, agregar hielo en trozos, el ron y las gotas de Marrasquino. Batir intensamente 30 segundos hasta que quede "frappé", servir en copas de cóctel. Acompañar con dos pajitas cortas.

Como última curiosidad, en 1939 el escritor norteamericano Ernest M. Hemingway se hospedó en el Hotel “Ambos Mundos” y fue cliente del Floridita durante veinte años, período durante el cual reside en La Habana, lugar donde fallece.
Una mañana, cuenta Antonio Meilán, único sobreviviente de los cantineros de Hemingway, sobrino además de la esposa de Constante, que el escritor entró al bar dirigiéndose directamente al baño.
Cuando salió le llamó poderosamente la atención la bebida que se servía y que todos tomaban.
Se sentó y degustó una y dijo: “está bien, pero lo prefiero sin azúcar y con doble ron”.
Entonces Constante preparó uno a su gusto y se lo sirvió diciéndole: “aquí tiene, papá”, que era como lo llamaban sus amigos cubanos.
Así surgió el coctel que lleva su nombre: Papá Hemingway.

Fuentes:

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