viernes, 30 de julio de 2010

¿Por qué medimos los años de los perros en "años humanos"?

¡Curiosa actitud la de querer medir todo según la medida de lo humano! El perro, como tantos otros animales, tiene un ritmo biológico específico. Por consiguiente, tiene su propia esperanza de vida: de 8 a 15 años (según la raza y otros parámetros). Por tanto, las equivalencias no significan gran cosa.

¿Por qué no preguntarse a qué corresponde en años humanos un minuto de la corta existencia de una bombyx mori (la mariposa del gusano de seda), que vive 24 horas? ¿Y qué decir de un segundo de aquellos insectos que apenas viven una hora? Cuando ese mosquito haya vivido 22 minutos y 33 segundos, ¿Qué edad tiene en términos humanos? ¡Ridículo!

Pero bueno, concedamos que la proximidad doméstica y afectiva del perro atraiga la curiosidad y anime a los niños a hacer esa pregunta. Así que aquí un cálculo que permite establecer una equivalencia razonable. Y de paso, nada que ver con la fórmula simplista que consiste en multiplicar la edad real del perro por siete.

El principio consiste en quitar un año de la edad del perro, multiplicar el resultado por cuatro y sumarle 21. Por ejemplo, para un perro de 7 años, 7-1=6; 6x4=24; 24+21=45 años humanos (en este caso cercano a los 49 de la teoría de multiplicar por 7). Pero para un perro de 15 años, 15-1=14; 14x4=56; 56+21 = 77 años humanos (Mucho más coherente que los 15x7=105 años de la otra teoría).

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