El oro es un metal que presenta unas propiedades muy interesantes: no reacciona fácilmente con otras sustancias, por lo que no se deteriora con facilidad, no se oxida (lo que al fin y al cabo significa que no reacciona con el oxígeno), es un gran conductor de la electricidad y el calor, y es fácilmente maleable, cosa que permite hacer con él hilos, láminas y joyas de formas increíbles. Sin embargo, no es todo esto lo que le da su valor.
¿Qué lo hace tan caro? No sirve para comerlo, ni para beberlo, y no quita el frío… ¿Entonces? El principal motivo de que el oro sea tan caro, es el acuerdo de todos de que este metal es algo valioso. Su belleza hace que sin dudarlo cambiemos objetos y dinero por un pedazo de éste. Además, es un material escaso. Si fuera fácil encontrarlo, nadie compraría el oro que otros quisieran vender. De hecho, si fuera algo abundante no sería especial a nuestros ojos. Lo escaso, lo exclusivo, es más caro. Nadie se pone a presumir con un guijarro de la playa colgado del cuello (y eso que también pueden ser muy bonitos). Es pues el acuerdo entre todos y su escasez, lo que hacen del oro un material tan valioso.
Desde la antigüedad, el oro ha sido un material muy preciado. La máscara de Tutankamon es quizá el objeto de oro más famoso del mundo. La tumba de Tutankamon fue descubierta en 1922 por Howard Carter. Esta máscara y algunos de los tesoros de oro más preciosos de la historia fueron encontrados en su interior.
La palabra tesoro procede del latín thesaurus , y ésta a su vez del griego, thesaurus. No es extraño comprobar que la palabra “oro” (aurum, aurus) forma parte de este término.
Gracias A. Gutiérrez por enviarnos este artículo para su publicación.
1 comentarios:
Bueno, siempre creí que era por sus propiedades físicas. Buena nota!
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