No hay una causa concreta por la que los bolígrafos sean azules. Hay un cúmulo de circunstancias que combinadas han desembocado en la situación actual. El inventor del bolígrafo, Laszlo Biro, trabajaba en un pequeño periódico. Biro estaba frustrado con la cantidad de tiempo que perdía rellenando las plumas estilográficas y limpiando las manchas de tinta. En 1938 comenzó en su país natal, Hungría, el desarrollo del que sería el moderno bolígrafo.
En 1944 se trasladó a Argentina, donde comenzó a fabricar su invento. En Octubre de 1944 se vendieron los primeros bolígrafos en Nueva York, por lo que serían unos 10 euros actuales. Un aspecto fundamental de la cuestión es que la tinta de los bolígrafos azules y la de los bolígrafos negros es completamente distinta. En la actualidad nos resulta rutinario pensar que cualquier producto se puede realizar del color que se desee, sin mayores problemas. Pero no siempre es así. En el caso de los bolígrafos, ambas tintas tienen origenes completamente diferentes. En particular, la tinta negra contiene carbono, lo que la hace más difícil de fluir.
No fue trivial inventar el bolígrafo; una patente relativa a un invento similar al de Laszlo Biro data de 1888 y expiró porque no se comercializó ningún producto. En realidad, el mismo Biro había sido incapaz de fabricar los mejores bolígrafos. Muchos otros sin embargo reconocieron el mérito de su invento y pagaron los cánones necesarios para poder fabricar sus propios bolígrafos. Parte de los problemas estaba en la tinta a emplear. Simplemente tenía que ser un tipo de tinta muy especial; una viscosidad inadecuada y se podría secar dentro del bolígrafo. Tenía que fluir con una consistencia concreta, muy difícil de reproducir.
El éxito del azul sobre el negro, sin embargo, proviene de antes de que se inventara el bolígrafo. Aunque ahora cualquier escolar utilice un bolígrafo, a comienzos del siglo XX el uso de estilográficas se limitaba a los trabajos administrativos de cierta importancia. La principal causa por la que se usaba el azul entonces era porque resultaba más sencillo distinguir un original de una copia. ¿Copias en 1920? Antes de que proliferaran las fotocopiadoras y hasta hace no mucho tiempo, el papel carbón (calco). Es una hoja de papel que se interpone entre el texto que se va a escribir y una hoja en blanco que queda detrás. Gracias a él se pueden escribir múltiples copias de un mismo documento. Con el papel carbón, era importante distinguir originales de copias y el azul resultaba un color muy adecuado para ello.
Otra de las ventajas del azul es que resultaba más fácil de limpiar. Las manchas de tinta son bastante severas y en una época en que había que recargar manualmente los cartuchos de tinta, el riesgo de mancharse estaba a la orden del día.
Así, antes de que se inventase el bolígrafo, el azul ya reinaba sobre la Tierra. Sin embargo, justo al tiempo que nacía el bolígrafo, el negro tendría su gran oportunidad. Laszlo Biro se marchaba de su país al comienzo de la II Guerra Mundial. En esta guerra, el Ejército de los Estados Unidos había creado un sistema de correo realmente ingenioso: El V-Mail.
Sabiendo que la II Guerra Mundial podía durar muchos años, el ejército norteamericano necesitaba disponer de un sistema de correo entre los soldados que estaban luchando en el viejo continente y sus familiares en América. Dado el volumen del contingente estadounidense, tener que enviar cientos de miles de cartas cada semana suponía un trabajo demasiado costoso por el peso de las cartas. Así, que adaptando tecnologías ya existentes, decidieron hacer una especie de Winzip del correo, llamado V-Mail. Fotografiaban todas las cartas - que no podían tener una extensión superior a una página - y enviaban por correo los negativos de estas fotografías, que ocupaban mucho menos espacio. En Estados Unidos recibían los negativos y un equipo se encargaba de descomprimir estas fotografías, pasándolas de nuevo a papel. La diferencia de peso era sorprendente. De unos 1.700 kilos de correo se pasaba a tan solo 45.
Para hacer las fotografías, sin embargo, era preferible que las cartas estuvieran escritas en tinta negra. De lo contrario el proceso de descompresión podía hacer que la carta no se viera bien. Durante la II Guerra Mundial se vendieron muchos miles de cartuchos de tinta negra.
Aún así, el azul siguió venciendo por mayoría. En los años 50 se vendían por lo menos cuatro veces más bolígrafos azules que negros. El azul se había establecido cómodamente y la técnica no ayudaba. Aún hoy en día, los bolígrafos azules son más confiables que los negros.
El invento de la fotocopiadora daría una última oportunidad de imponerse a la tinta negra. Si las fotocopiadoras actuales se atascan y fallan, imaginemos cómo eran los primeros modelos. En particular, había problemas con la calidad de las copias. Y de nuevo, como en el caso del V-Mail, si el original era en azul, las copias que se obtenían no eran muy claras.
Así, el negro tenía su nueva opción para recuperar el mercado perdido. Sin embargo, para entonces el bolígrafo era un instrumento común que se usaba también fuera de las oficinas. Gran parte del éxito se debe a la empresa francesa BIC que consiguió comercializar un modelo de bolígrafo tirado de precio. Estaba claro que el futuro de la tinta no podían dictarlo ya tan sólo los oficinistas, cuando se usaba en el hogar, en los colegios y en definitiva, en todas partes.
Además, el tiempo no operaba a favor de los bolígrafos negros. Los avances en las fotocopiadoras fueron sorprendentes. En poco tiempo se hacían copias casi idénticas. Ya no importaba si el original era azul, es más, se necesitaba de nuevo que fuera así, para poder distinguirlo de las copias.
En el éxito del azul sobre el negro cuentan muchos factores: la falta de buenas lavadoras a comienzos del siglo XX, que el bolígrafo tardara tanto en inventarse, o que la fotocopiadora no se inventase antes. Pero por encima de todos esos puntos, la causa por la que los bolígrafos azules sean tan populares es que la tinta negra es mucho peor que la azul.
Muchas gracias Enrique S. G. por enviarnos este artículo tan interesante y completo recogido de: