Existen muchos tipos de cementerios, sobre todo en la zona mediterránea, unos más viejos y otros más modernos, más o menos coloridos, pero siempre con un mismo punto en común: Los cipreses.
¿A qué se debe esta eterna relación? ¿Tiene alguna explicación física o es simplemente por un mito antiguo que se ha extendido hasta nuestros dias? Hoy descubriremos que la curiosa relación entre este arbol y el lugar que suele ocupar tiene un poco de, como nos gusta, mito y ciencia.
Las primeras causas de esta relación son intrínsecas al propio árbol, el hecho de que sea de hoja perenne, con una hoja de color verde muy oscuro, unido a un tipo de madera incorruptible, al igual que la del cedro, siempre lo ha convertido en un símbolo de inmortalidad y resurrección.
Pero lo más interesante se encuentra en un antiguo y bonito mito que los griegos fueron creando para asociar el ciprés con la muerte.
Nos cuentan que Cipariso (Ciprés en griego) era un joven cazador amado por el Dios Apolo, que tenía un cervatillo sagrado como mascota al que tenía una especial predilección. Un día de verano, salió con sus armas por el bosque, con intención de apresar una buena pieza y allí, vio como se movía la cornamenta de un ciervo entre los matorrales. En ese momento lanzó su jabalina y corrió para ver el trofeo que había conseguido. Al llegar y separar el ramaje, encontró a su gran amigo ciervo tendido en el suelo, con un charco de sangre rodeándole. El joven cazador comenzó a llorar desconsoládamente y pide a los Dioses, especialemente a Apolo, que lo estaba acompañando, que lo conviertan en un ser que pudiera llorar eternamente la muerte de su amado ciervo. Apolo contestó: - Serás llorado por mi, llorarás a otros y acompañaras a los que se duelan. En aquel momento, Cipariso fue transformado en ciprés, el árbol de la tristeza, una conífera que desprende de su corteza unas gotas de resina que simulan las lágrimas humanas.
Gracias a este mito, el árbol quedó ligado para siempre al culto de Hades, Dios del más allá y esto se extendió por las siguientes civilizaciones hasta llegar a nuestros días.
A parte de este mito, también hay que decir que físicamente es un árbol perfecto para este tipo de sitios, ya que el crecimiento de sus raíces es prácticamente vertical, lo que evita problemas como levantamientos indeseados del suelo y de las propias lápidas, que podrían ocasionar grandes destrozos.
Muchísimas gracias a Ana por estrenarse con este tema que seguro, no será el último.
Muchísimas gracias a Ana por estrenarse con este tema que seguro, no será el último.
Fuente: Javier del Hoyo, profesor de Filología clásica de la Universidad Autónoma de Madrid
2 comentarios:
Muy curioso e interesante artículo!
Yo escuche la teoria de que representaba el gesto de un dedo pidiendo silencio.... ( el tipico gesto que se hace llevando un dedo vertical los labios)
Publicar un comentario