sábado, 16 de febrero de 2013

¿Por qué nos mareamos al leer en un coche?


Uno de los grandes problemas de los coches es el hecho de marearte si tienes la vista fija en un sitio, ya sea leyendo, cambiando de emisora, haciendo algo en el portátil o viendo la tele. 

¿Cuál es el motivo?

La clave está en que la información que recibe el cerebro de los diferentes sentidos no concuerda, lo que provoca desorientación espacial, la náusea y el vómito.

Una persona estima su ubicación espacial gracias a la combinación de diferentes informaciones provenientes de la vista, el tacto, el oído… La vista se encarga de ubicarnos en el espacio, de decirnos hacia qué dirección nos movemos. Los músculos y articulaciones nos hacen sentir la gravedad y de esta forma somos conscientes de qué es arriba y abajo. Y el oído interno nos mantiene en equilibrio.

Para ello utiliza unos conductos semicirculares llenos de líquido que conforman el sistema vestibular. Según cómo se mueva el líquido se estimulan más o menos los receptores que envían señales al cerebro que interpreta nuestros movimientos. Tanto los movimientos lineales (hacia delante, hacia atrás hacia arriba y hacia abajo) como los angulares (los giros).

Al tener la vista fija en un punto dentro de un coche los sentidos interpretan que estamos en un sitio estático, porque el interior no se mueve y lo que miramos tampoco. Si el exterior se mantiene en orden, como pasa en los aviones o los trenes, no nos mareamos, pero cuando el coche coge curvas, hace acelerones o pasa por baches el oído detecta que algo no va bien. 

El cerebro está conectado a través del llamado vestíbulo espinal con el aparato digestivo. En su confusión envía órdenes a través de estos haces nerviosos y producen el denominado cuadro vegetativo, que incluye síntomas como mareo, sensación de vértigo o giro de objetos, sudoración, nauseas y vómito.

Si queremos reducir los síntomas de mareo podemos seguir los siguientes consejos:
  • Evitar cambios rápidos de posición.
  • Eliminar o reducir el uso de productos que empeoran la circulación (sal, nicotina, cafeína, etc).
  • Conducir o montar en el vehículo siempre donde los ojos puedan ver el mismo movimiento que el organismo puede sentir (por ejemplo, sentarse en el asiento de delante de los coches, en proa en los barcos mirando al horizonte, cerca de la ventana en un avión, mirando hacia fuera. Cuando se viaje en avión, procurar elegir asiento sobre las alas, donde el movimiento es menor…).
  • No leer mientras se viaja.
  • Evitar comidas copiosas, grasas o muy especiadas, así como olores fuertes antes de viajar.

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